A parte de que la parada era aconsejada para aclimatarse a la altura, tenía que convencer a Paula de que el siguiente tramo no era para tanto...
Pero ya véis lo que una es capaz de hacer por amor...
Al final los dos tuvimos la recompensa con unas vistas increíbles mirases a dónde mirases.
Hacia el teleférico por el que habíamos subido:
Desde lo alto de la Aguja, a donde se sube en ascensor:
Con el Montblanc detrás:
Escaladores terminando la vía:
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